La fuerza del hábito

La fuerza del hábito

El documental de Joan Didion se convertiría en el necesario recordatorio sobre la importancia de entendernos — primero — a nosotros mismos.

{Aunque podría esperar a ser la versión que quiero ser de mi misma, parece que nunca habrá un tiempo mejor para hacer las cosas que aquel en el que te divierte hacerlas.}

Con el estilo preferí no complicarme demasiado. Quizá ya me había distraído mucho con eso entre mis 19 y 24 años, y por eso decidí tomar una determinación para mi propia paz mental.

Tendría mis tenidas fijas.

Revisaría todo mi closet y no me permitiría volver a dedicar toda una mañana a combinar ropa. ¿Me siguen? Antes me pasaba al menos 30 minutos o 1 hora escogiendo qué ponerme, o cómo combinar mis prendas…

De hecho, reconozco que cuando me siento bien vestida —a mi gusto— tiendo a estar de mejor humor y creer que puedo con todos los retos que me presenta el día.

Es extraño y no sé si le pase a mucha gente, pero yo era (y soy aún) muy exigente con mi propia imagen. Algo que seguro revela más inseguridades de las que puedo aceptar contar en estos ensayos.

Luego de mucha reflexión, y en búsqueda de una mejor organización de mi energía diaria, me dediqué algunas semanas a encontrar no sólo la mejor posibilidad de una prenda, sino la mejor opción posible para cada combinación. En el extremo, escribí mis tenidas y les puse nombres de canciones con la sensación que me entregaban: IknowhowIfeel (Parcels), Chega de Saudade (Toquinho) o City of stars para el look de la foto (del sountrack de la película La La Land).

No puedo negar las ganas inminentes de explorar todas las posibilidades de la estética para mi cuerpo. Es divertido. Pero si por algún lado me sale lo “economista” es por aquí. Buscando eficiencias incluso en mi propio closet.

Este hábito tiene muchísima fuerza para mí.

Permite que me entienda. Que entienda cómo opera mi cerebro y cómo prefiero que se hagan las cosas. Finalmente, hay mil formas de vestirse pero ninguna como la mía. Todos tenemos nuestras propias preferencias para tomar decisiones. Y todos podemos aprender a tomar consciencia de nosotros desde las cosas más domésticas.

De todo en lo que no tenemos agencia, nos quedan algunos pequeños territorios donde podemos gobernar a nuestras anchas.

Como la genial Joan Didion en cada una de sus historias.

You do you.

 
¿Es válido dejarnos inspirar por nuestras aspiraciones?

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