¿Es válido dejarnos inspirar por nuestras aspiraciones?

¿Es válido dejarnos inspirar por nuestras aspiraciones?

Aspirar es una palabra que conduce al término “aspiracional” y se entiende, en muchos casos, como un intento de movilidad sociaL

{Que alguien tenga aspiraciones y las haga evidentes con el solo fin de cultivarse hacia una vida mejor no representa necesariamente un intento de movilidad social. Es válido dejarnos llevar por esas aspiraciones, inspirarnos en ellas. Repito, es válido, está bien y no debe entenderse como nada peyorativo.}

Las evidentes restricciones de presupuesto de alguien de clase media cierran cualquier posibilidad de consumo similar a lo que ve en personas con el patrimonio resuelto. Y —aunque paradójico— fue gracias a eso que empecé a darme cuenta de algunas cosas que podrían contravenir la lógica común de nuestro sistema social:

  1. Se nota mucho cuando se busca teatralizar gestos de estilo de vida para aparentar más status.

  2. El diseño de un estilo de vida consciente, simple y esmerado no es exclusivo al consumo.

  3. Una buena conversación —propio de personas cultivadas— es un mejor indicador de estilo de vida que tener resuelta cualquier preocupación económica.

Más de una vez me he preguntado: ¿Es válido dejarnos inspirar por nuestras aspiraciones?

Aspirar es una palabra que conduce al término “aspiracional” y se entiende —en muchos casos— como un intento de movilidad social. Es decir, pasar de un status social a otro. Y, aunque prefiero pensar en este verbo como el ejercicio regular de cualquiera para mantener en el radar las ilusiones más personales sobre su experiencia humana, no puedo negar su entendimiento común.

Me explico.

Que alguien tenga aspiraciones y las haga evidentes con el solo fin de cultivarse hacia una vida mejor no representa necesariamente un intento de movilidad social. Es válido dejarnos llevar por esas aspiraciones, inspirarnos en ellas. Repito, es válido, está bien y no debe entenderse como nada peyorativo.

Las aspiraciones no ocurren sin la existencia de “los otros”. Nadie se las inventa sin partir de algo previo que le generó deseo y cambio. Son las interacciones sociales, el consumo y la conversación, lo que dan pie a nuevas rutas para conducirse a sueños renovados.

Dónde y cómo formamos nuestras aspiraciones será crucial para acercarnos a lo que queremos para nosotros mismos sin la ansiedad del “querer parecer para ser” con actitudes en modo calzador. Antes de aproximaciones que resuelven rápidamente la apariencia (como la moda o el maquillaje), creo que indagar en lecturas sobre estilo de vida puede organizar con mejor resultado las aspiraciones o curiosidades personales.

Una buena revista de estilo de vida abre las puertas genuinas al interés en la indumentaria o los mejores debates sobre belleza hoy en día. Las voces de otros, ensayos, columnas de opinión y entrevistas, pueden acercarnos moderadamente a nuevas desiciones de consumo.

Creo que debemos ejercitar el músculo para definir nuestras aspiraciones sobre estilo de vida con regularidad. Acercarnos y descubrirnos es un ejercicio siempre novedoso e inspirador.

 
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